En Venezuela se pueden ver los derechos humanos, pero a través del espejo retrovisor

Rigoberto Lobo
 Julio 2023

Venezuela tiene un poco más de cuatro puntos sobre diez, en la categoría “integridad física” según la Human Rights Measurement Initiative (HRMI), esto sugiere que muchas personas no están a salvo, de al menos una, de las siguientes situaciones: arrestos arbitrarios, desapariciones forzadas, torturas, tratos crueles o ejecuciones extrajudiciales.

Por varias décadas Venezuela era ejemplo de una democracia relativamente estable y sana, nunca fue el país perfecto, pero en la región era una referencia al igual que por sus riquezas. En el país caribeño se gestaron procesos en beneficio de los derechos humanos. En la construcción de la Declaración Universal de Derechos Humanos de Naciones Unidas, participó la venezolana Isabel Sánchez de Urdaneta y así también otros personajes aportaron a los derechos humanos del mundo y de la región, quizás sería polémico mencionarlos en este momento de la historia del país y su inmensa polarización política, como por ejemplo a Don Rómulo Gallegos quien fue el primer presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Venezuela volvió a la democracia el 23 de enero 1958, luego de la caída de la dictadura del militar Marcos Pérez Jiménez y el país decidió pasar la página, tanto que Pérez Jiménez intentó ser senador y presidente de Venezuela desde España donde se encontraba protegido por el régimen franquista, hoy no podemos comparar la situación actual de Venezuela con la dictadura pérezjimenista porque no existe memoria, por años solo quedaron los recuerdos familiares de los detenidos, torturados y asesinados de una generación que prácticamente ya no está.

Malas noticias, Venezuela reprobada otra vez en integridad física

Trabajos como los de las ONG de derechos humanos venezolanas, internacionales e importantes investigaciones como la de Human Rights Measurement Initiative, dan cuenta de la terrible situación que padecen las personas en Venezuela independientemente de sus ideologías, religiones, razas, géneros y edades, datos que son parte de la evidencia de un régimen dictatorial donde los desmanes son expuestos a través de las redes sociales y televisados, incluso por el mismo gobierno de Maduro.

Según la ONG venezolana, Centro para los Defensores y la Justicia (CDJ), solo en el primer trimestre del año 2023 documentaron 226 violaciones a quienes promueven, defienden, y exigen derechos humanos en Venezuela, para la Human Rights Measurement Initiative durante el año 2022 las personas defensoras estaban en el primer o segundo lugar como grupo de mayor riesgo. De la misma manera, instancias del Sistema Interamericano de Derechos Humanos y de Naciones Unidas, se han expresado en cuanto a la política de criminalización hacia las personas que defienden los derechos humanos en el país y la Corte Penal Internacional, de manera oportuna, incluyó el delito de persecución en su investigación en el caso Venezuela.

Nada de esto es casual, las sistemáticas violaciones a los derechos humanos en un país que atraviesa una emergencia humanitaria de origen político, demanda que todo lo que sucede debe ser ocultado, desde las terribles condiciones en que se encuentran los hospitales públicos, las escuelas, las cárceles, los niveles tan altos de desnutrición y pobreza y por supuesto los diversos crímenes que comete el gobierno para silenciar cualquier voz disidente.

Suprema (in)Felicidad del Pueblo

Nicolas Maduro creó en el año 2013 el Viceministerio para la Suprema Felicidad del Pueblo, a pocos meses de comenzar el 2014, donde según lo documentado por el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, sucedieron 9.286 protestas, 3.306 personas detenidas y al menos 42 fallecidas (en el marco de las protestas) durante ese año.

Según el estudio realizado en Venezuela por la Human Rights Measurement Initiative, la “integridad física” corresponde a una serie de derechos que, al ser respetados o vulnerados, indican la apreciación del país; 4.7 puntos de 10 es un pésimo indicador de los riesgos que padece la población en Venezuela.

Es increíble que cuando una parte del mundo mira como sociedad el avance en los derechos para las personas, en países como Venezuela podrían ser una superficialidad, pues la Human Rights Measurement Initiative pudo constatar a través de su estudio que la “integridad física” es el valor peor calificado, cuatro puntos de diez para el país (éste valor representa que las personas no sean víctimas de torturas o tratos crueles) y es de alguna manera corroborado por los informes de las ONG y de la Misión Internacional para la Determinación de los Hechos en Venezuela de Naciones Unidas.

Para el 26 de junio de 2023, la ONG venezolana Foro Penal documentó que en el país había 286 presos políticos, de las cuales 20 son mujeres, es importante destacar que, si bien es un número importante, es un sub registro y la realidad debe ser mucho más dramática, la Human Rights Measurement Initiative a su vez determinó un valor también bastante preocupante y denominado “malo”, que en el año 2022 el puntaje sobre el derecho que tienen las personas a no ser detenidas sin haber cometido algún delito fuese 4.8 puntos sobre 10. Esto evidencia como viven las personas en Venezuela y la mala noticia de que Venezuela es reprobada otra vez en cuanto a la integridad física de las personas.

Un caso emblemático, es la detención arbitraria del defensor de los derechos humanos Javier Tarazona, quien pertenece a la ONG Fundaredes, cuando se dirigió al Ministerio Publico a poner una denuncia por hostigamiento policial. Javier cumplió 2 años detenido el pasado 2 de julio. Su salud está en constante deterioro, en su proceso judicial se ha vulnerado constantemente el debido proceso lo que se configura en una violación de derechos humanos prolongada.

La libertad de expresión es decir aquello que la gente no quiere oír, George Orwell

Es increíble que aún podamos escuchar en el cono sur de América, que lamentablemente la situación de Venezuela es debido a un pueblo dócil y apático, nada más lejos de la realidad que esa afirmación, entendiendo los valores anteriores y determinados por la Human Rights Measurement Initiative, podemos suponer otra serie de consecuencias y es así el miedo a no ser a arrestado sin motivos o peor aún ser torturado, esto influye drásticamente en que las personas dejen de hacer cosas que consideran un peligro para su libertad e incluso su vida.

Human Rights Measurement Initiative determinó que en Venezuela muchas personas no pueden hablar y expresarse libremente y en consecuencia es el puntaje más bajo que podemos ver en su estudio, 3.5 puntos sobre 10, entonces, con más razón, no se trata de una población apática, se trata de personas bajo un sistema bastante represivo y en el cuál como ya hemos mencionado, las personas corren considerables riesgos.

Anthony Bourdain dijo que las personas no son estadísticas y hay valor en contar los pequeños detalles, incluso una de las banderas de la ONG Promedehum ha sido repetir “no somos cifras”, pero hasta Promedehum ha dejado de contar detalles porque eso supone además de un grave peligro para las personas afectadas, también lo ha sido para la organización que ha sido víctima de diversos ataques e incluso ha desencadenado en el exilio de parte de su equipo de trabajo como también ha sucedido con personas de otras ONG.

Es interesante como estudios que no tienen que ver uno con el otro y que no fueron realizados en conjunto arrojan datos similares, y por supuesto nada tiene que ver con el mencionado “ataque orquestado por el imperio” que el gobierno de Maduro tanto usa para justificar todo lo que está mal en el país o cualquier observación relacionada con la situación. En el caso de la ONG Promedehum, en sus informes sobre libertad de asociación en Venezuela, presentados durante el año en curso, determinaron que, durante el año 2022 de acuerdo a lo expresado por las organizaciones de la sociedad civil venezolana, estas retrocedieron un 73% en el ejercicio de la libertad de expresión, asociación y reunión pacífica y que al menos el 45% de las ONG afirmaron haber sido objeto de acoso o persecución por el ejercicio de sus labores.

Otro valor bastante deficiente evidenciado por la Human Rights Measurement Initiative, es la libertad de reunión y asociación y han determinado que es un puntaje “malo”, esto por ser solo 4.3 puntos sobre 10. Según el artículo 20 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de Naciones Unidas, todas las personas tienen derecho a la libertad de asociación y los Estados no sólo tienen la obligación de proteger las reuniones pacíficas, sino que también deben tomar medidas para facilitarlas.

En paralelo la ONG venezolana Promedehum determinó que en Venezuela solo el 34% de las organizaciones considera que es posible ejercer la libertad de asociación. Para cualquier régimen autoritario, las formas organizativas, del tipo que sea, son vistas como una amenaza al poder, no importa si es una organización académica, cultural o deportiva, forman parte de ese “enemigo interno”, porque indudablemente las personas reunidas pueden hacerse cuestionamientos y generar un pensamiento crítico y esto para el gobierno en Venezuela es inaceptable.

Venezuela evidentemente no se arregló, ni está cerca de que eso suceda, lo único que se arregló o posiblemente se acordó, es un relato en el que afirman que la situación económica, política y de derechos humanos es mejor en el país, en este relato participan Youtuberos, periodistas y lamentablemente también algunos representantes de otros gobiernos, alejados de la solidaridad democrática y desconectados de las personas que siguen siendo expulsados de Venezuela por la situación generalizada, muchas de las razones tienen que ver con los datos que la Human Rights Measurement Initiative expone y evidencia.

Incluso hay mandatarios que se suman al relato “Venezuela se arregló” y son de países receptores de los más de 7.3 millones de personas venezolanas migrantes y refugiadas, dato evidenciado hasta marzo de este año por La Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes (R4V), la cual está conformada por más de 200 organizaciones incluyendo Agencias ONU, sociedad civil, organizaciones religiosas y ONG, entre otras.

La ONG Promedehum en su informe anual del 2.022, destacó que para el año 2.021 un poco más del 22% de la población había sido víctima de violencia y de ese número, casi la mitad fue ejercida por funcionarios del Estado, también destacaron en el informe que al menos el 20% de la población en el país tenía intenciones de emigrar.

Son muchas las historias de personas en Venezuela que han padecido la violencia estructural, la privación de sus derechos de manera generalizada, la separación de familias debido a la persecución por parte del gobierno o por haberse ido buscando condiciones mínimas para solventar sus necesidades básicas. Muchas de estas personas han padecido la violencia en otros territorios, víctimas de grupos armados irregulares, xenofobia y discriminación por distintas razones.

Oscar Wilde dijo “donde hay dolor, hay un territorio sagrado”, todas las personas debemos ser solidarias frente a las poblaciones que son víctimas de la violencia de sus gobiernos, la tiranía en cualquier lado nos compete, es la única manera de que la tiranía hacia el otro, no sea en el futuro, la tiranía hacia nosotros. Dejemos de ver los derechos humanos a través del espejo retrovisor, como el pasado de otros o el pasado propio, necesitamos menos retrocesos y más derechos.