Solo 46% de los hogares encuestados en el estado Sucre consume pescado menos de tres días a la semana. 53 % no consume frutas, 90 % no incorpora leguminosas a su plato, 77 % no consume hortalizas verdes y 96 % no come vísceras o proteína animal

Enero 2021

Jesús Millán desde siempre ha vivido en La Soledad de Cariaco, un pequeño pueblo ubicado en el estado Sucre, municipio Ribero, al oriente de Venezuela. Desde muy joven se dedicó a la construcción de casas, oficio que, en otros tiempos, era bien remunerado, pero con la llegada de la crisis económica y la escasez de alimentos, se vio obligado a dedicarse por completo a la siembra de alimentos para poder comer y también para sobrevivir.

De lunes a sábado, sus días comienzan a las 5:30 a.m. Apenas desayuna y toma café se va al conuco o la “Hacienda Millán” -una extensión de terreno de unas cuatro hectáreas- como le llama por cariño. Jesús, de 65 años, relata que trata de salir antes de que salga el sol para que el día le rinda, pues debe caminar cuatro o cinco kilómetros de su casa a la sementera.

En su sembradío está hasta las 11:30 a.m., dice que no se puede quedar más tiempo porque el sol es inclemente y no cuenta con ningún medio de transporte que le facilite el traslado. Cuando se le da la cosecha, afirma que tiene que cargarla en el hombro, llevarla en una carretilla o pagar 20 dólares para que le lleven la carga hasta su casa.

Millán indicó que cosecha principalmente maíz, -cereal indispensable en su dieta- y el rubro al que más puede sacarle provecho, aunque también cultiva yuca, batata y auyama.

Explicó que el 60% de todo lo que cosecha es para su consumo personal, el otro 40% es para comercializarlo. “No es mucha la ganancia, pero con eso puedo resolver algunas cosas de la casa y además me hace sentir activo”, dijo.

El agricultor afirma que por lo general, la principal proteína que consumen es el pescado, el cual se hace cada vez más inaccesible porque lo venden en dólares. Asegura que es raro cuando consumen carnes rojas, pollo solo los que ellos crían en el fondo de su casa.
Un almuerzo cotidiano de Jesús y su esposa por lo general es arepa de maíz, cachapa o arroz con pescado, o cualquier tubérculo con pescado, rara vez incorporan vegetales y lácteos a su plato.

Millán no tiene otra fuente de ingreso y ya por su edad no puede trabajar en la construcción. Comenta que cuando no es tiempo de cosecha viven momentos “apretados” con la comida, a pesar de que sus hijos los ayudan y reciben la pensión y los bonos del gobierno.

El agricultor padece hipertensión y una insuficiencia mitral en el corazón, por lo que tiene una estricta medicación de por vida. Explica que ni siquiera cuando se le da una cosecha buena, puede costear el tratamiento completo. “Mis amistades y mis hijos me colaboran con las pastillas, pero si me tomo una no me tomo la otra”, dijo.

Cuestiona que el gobierno no ayuda a los pequeños productores del estado Sucre que siembran para comer, para ellos es muy difícil acceder a fertilizantes y plaguicidas por su altos precios en dólares.

Un estado con hambre

A pesar de haber sido considerada por Cristóbal Colón como “Tierra de Gracia” por su incomparable belleza, y de contar con tres parques nacionales y más de 60 monumentos naturales, el estado Sucre es una de las entidades más afectadas con la inseguridad alimentaria, producto de la crisis económica que se vive en el país desde el año 2016.

Una encuesta realizada en el mes de noviembre de 2021 por el Observatorio Venezolano de Seguridad Alimentaria y Nutrición (OVSAN), determinó que en el estado Sucre 73 % de los hogares optan por comer alimentos menos preferidos o más baratos, mientras que un 56 % se vio en la necesidad de reducir la porción.

El sondeo también indica que 47 % de los encuestados se vio en la obligación de reducir los gastos en salud y educación para poder comer, mientras que 46 % tuvo que pedir alimentos o dinero prestado para poder comprar comida. Otro 41 % hizo trueques para satisfacer sus necesidades alimenticias.

Un dato alarmante que encontró el OVSAN es que la frecuencia en el consumo de pescado en la región ha disminuido considerablemente en comparación con otros años, pues solo 46% de los hogares evaluados lo consume menos de tres días a la semana.

Para que una dieta sea sana y balanceada, el plato debe estar integrado con proteínas, carbohidratos, vegetales y frutas. Sin embargo, en el estado Sucre, 53 % no consume frutas, 90 % no incorpora leguminosas a su plato, 77 % no consume hortalizas verdes y 96 % no come vísceras o proteína animal.

Datos del Observatorio Venezolano de Seguridad Alimentaria y Nutrición estima que 2 % de la población del estado Sucre está en inseguridad alimentaria severa, 20 % en inseguridad moderada y otro 22 % en inseguridad leve. Además, casi 2 de cada 3 hogares tiene un suministro marginalmente seguro de alimentos es decir, comen porque sacrifican el resto de sus necesidades y sólo el 11% de los hogares son capaces de suplir sus necesidades de alimentación y otras necesidades básicas.

Según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la inseguridad alimentaria se produce cuando gran parte de la población “no tiene acceso físico o económico a comida en cantidad o calidad suficiente para su salud y desarrollo”.

El político, abogado y diputado a la Asamblea Nacional de 2015 por el estado Sucre, Robert Alcalá, afirma que actualmente en la entidad hay abastecimiento de todo. “Lo que se busca se encuentra en supermercados y bodegones, la gente paga en dólares o en bolívares”.

El exdiputado de oposición también reconoce, sin embargo, que parte de los habitantes de la región están comiendo pescado cataco, que es uno de los más económicos. “En Sucre hay dos bancos de sardinas, que es lo que más se consume por su bajo costo, pero no están funcionando”, y que la población está consumiendo arepa de maíz y los granos que trae la caja del Clap. Enfatizó que a la mayoría de la población no le llega el beneficio de alimentación. Todo lo cual crea una terrible desigualdad entre los pobladores de Sucre.
La FAO ha advertido que Venezuela se encuentra en el segundo lugar -solo es superado por Haití- en la lista de países donde prevalece el hambre y la falta de condiciones.

Falta la luz, el agua y el gas

Marina González vive en Casanay, otro pueblo pequeño, popular y pintoresco en el estado Sucre. Toda su vida se ha dedicado a la venta de comida en un kiosco a orilla de la playa. Comenta que desde la crisis económica de 2016 nada ha sido igual y no solo por el tema monetario, sino también por la deficiencia en los servicios públicos.

Sobre esto, la encuesta del OVSAN afirma que 7 de cada 10 familias en el estado Sucre no tienen acceso a agua potable por tuberías.

Robert Alcalá señala que la situación con el agua es grave, pues en 15 municipios del estado falta el agua. “Hay comunidades que tienen más de seis meses sin el recurso”, dijo.

La situación eléctrica es otro problema que afecta al estado Sucre. Según la encuesta realizada por el observatorio, casi la totalidad de las familias encuestadas no tienen acceso a un cilindro de gas doméstico para poder cocinar. En algunas poblaciones la única opción es cocinar a leña.

“En la totalidad de los hogares del estado Sucre se quedan sin energía eléctrica varios días a la semana. 100% de los hogares encuestados reportó que se quedó sin electricidad al menos una vez a la semana” afirma el estudio del OVSAN.

Pueblos solos y en total pobreza

El fenómeno de la migración no solo se produjo en las urbes del país. Habitantes de los pueblos más recónditos de Venezuela se vieron obligados a buscar en otras tierras nuevas oportunidades y mejor calidad de vida.

Tal es el caso de Johan Carreño, un joven de 18 años habitante de Carúpano quien apenas cumplió la mayoría de edad en 2019 se fue a trabajar a Colombia para ayudar a sus padres y a sus cuatro hermanos con los gastos de la comida.

En el 24% de los grupos de hogares encuestados en el estado Sucre, al menos un miembro ha emigrado a otro país en los últimos cinco años. Eso se traduce en 6 de cada 10 hogares, según los datos recopilados por el Observatorio Venezolano de Seguridad Alimentaria y Nutrición.

La última edición de 2021 de la Encuesta Nacional sobre Condiciones de Vida en Venezuela (Encovi), elaborada por la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) determinó que la población venezolana se redujo a 28,7 millones, mientras que la ONU estima que la cifra total de la migración ya supera los cinco millones de venezolanos.

La pobreza extrema fue uno de los indicadores más alarmantes de la medición realizada por la Encovi en el último trimestre de 2021. La pobreza total alcanzó 94,5 %, mientras que la pobreza se ubicó en 76,7 % tras registrar 67,7 % en la edición anterior.

El Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros Cendas-FVM en su última medición para determinar el precio de la Canasta Alimentaria Familiar en el mes de diciembre de 2021, indicó que el valor de la misma fue de $431.71 ó 2.024.71 bolívares.

Es decir, para adquirir la cesta con 60 productos básicos se necesitan 289.24 salarios mínimos mensuales. Cabe destacar que actualmente el salario mínimo en Venezuela es de 7 bolívares, o dos dólares al mes. En el año 2005, el Banco Mundial definió que todas las personas que ganan 1.25 dólares están en situación de pobreza extrema.